sábado, 8 de marzo de 2008

De Bondi a Coogee

En esta segunda entrega del blog con más sangre acumulada en la cabeza, nos vamos de excursión por la costa sydneytarra, desde Bondi, principal playa de la ciudad, hasta Coogee, la última sin salir de Sydney, hacia el sur.









Tres perspectivas de Bondi Beach, cuna de surfers, posse surfer, pepitos piscinas y demás. La playa cuenta con un gran número de socorristas, ¿por qué?, se generan corrientes en diferentes partes de la playa que forman tipo remolinos, que hacen que la arena haga las veces de arenas movedizas. El nombre Océano Pacífico es un eufemismo, el mar es bastante bravo y las olas llegan con fuerza, lo cual forma las llamadas resacas, es sorprendente pero te desplaza mucho y cuesta entrar y salir del agua. Los socorristas si detectan algo de esto simplemente hacen que todo el mundo salga del agua para comprobar que efectivamente, todo el mundo puede hacerlo.
Existe el riesgo de tiburones, uuuuuuuuh!!!, de vez en cuando un helicóptero sobrevuela la playa, para asegurarse de que no hay ningún escualo.
Por lo demás es la playa más turística por ser la que mejor comunicada está, con todo lo que ello conlleva.




De izquierda a derecha: Marcos, Luis, Mikel, Mari Cruz y Dani. Parte del equipo de la Oficina Comercial de Sydney.








Detalles de cómo se las gasta el agua y el viento en la roca...





También en Sydney hay hippies, aqui un campamento de amor en un barranquillo, con Bondi fondo






Perspectiva antes de llegar a la playa de Tamarama.







Seremos justos con los surferos, los hay de pose y los hay, que como el que aqui tenéis, se estaba jugando el tipo cogiendo olas enfrente de unas rocas, delante del barranco de la foto anterior, RESPETO.






Otro deporte de riesgo, ya en Tamarama Beach.







Bronte Beach.






Mikel y Marcos haciendo funambulismo pasivo con Tamarama al fondo. Ninguno de ellos resultó herido, de gravedad, durante la toma de esta foto.








Por los acantilados, prosiguiendo nuestro paseo, llegamos a un lugar de morirte...






A lo que iba, ¿no es un buen sitio para pasar la eternidad?.








Querida familia, ahí detrás está Coogee, ¿promete verdad?, lamentablemente, por mi parte, las baterías tienen una duración limitada y la de mi cámara no es una excepción, asi que os debo una sesión de Coogee, de todas formas despedimos este paseo con la última foto de la última bahia antes de llegar al destino.






domingo, 2 de marzo de 2008

Bonita forma de empezar otro blog sin sentido....


Estaba pensando en lo dejados que somos, quiero decir soy, y reflexionando en cómo es posible estar a miles de kilómetros y al mismo tiempo estar cerca de vosotros.
Son muchas, bueno, varias, quero decir, algunas peticiones de que cuente algunas aventurillas desde las antípodas acompañadas a poder ser, de un soporte visual.
Como no me gusta escribir mails multitudinarios e impersonales, se me ocurrió que este podía ser un buen canal para englobaros a todos de una forma cómoda. Un sitio al que podáis recurrir y mantener el contacto.
Para el que no se haya enterado todavía este blog será una herramienta de comunicación entre amigos, no pretende ser nada más.
Inspirado en un gran blog fotográfico, Fotos y viajes de una vida, iré subiendo fotos e historietas según me vayan pasando, de mi estancia en ultramar. Asi que sin más dilación, comienza el viaje...











Como no podía ser de otra forma el viaje comenzó en casa. Nájera me despidió de la forma que mejor sabe hacer: maratón fiestero desde por la mañana con escalas para avituallamientos. Uno de esos días que se quedan grabados y te dan ánimos para afrontar lo que sea, la pérdida masiva de neuronas es algo fundamental para empresas de este tipo...






El vuelo comenzaba en Madrid- Barajas, asi que me puse en contacto con el camarada Manuel para solicitar el favor de la pernocta en su morada morada. Otro fiel se unió a esta ceremonia, Lutxo, y con dos titanes como estos pasó lo que tenía que pasar: una maravillosa velada que ayudó, a partes iguales, a calmar mis nervios y reducir neuronas para hacer más cómodo el viaje.


Acompañado por Suárez senior, que se encargó de llevar a su vástago al aeropuerto sano y salvo, me embarqué en el aircraft 3559 de la compañía Thai, Madrid- Bangkok, eran las 13:30 hora local de un martes. Paseito pa arriba, paseito pa abajo, con las manos en la espalda, afronté el viaje de 11 horas que me separaba de mi escala, antes de poner definitivamente rumbo a Sydney.


Miércoles 07:50am, hora local, Bangkok. Apenas una hora para cambiar de avión. Mission Complete, despegué a las 08:00am hora local, por delante 9 horas de viaje (más), con un desfase de otras dos horas. Aterrizamos, después de sobrevolar durante más de tres horas el desierto australiano, en el aeropuerto internacional de Sydney, 20:00pm hora local, del miércoles. Todo correcto, maleta incluída, yo no daba un duro porque la maleta hubiera cambiado de avión en Bangkok en sólo una hora, pero mira...


Los controles im-pertinentes en un aeropuerto australiano, transmiten la sensación de que estás en una tienda muy cara, llena de objetos valiosos de cristal, porcelana..., tienes la sensación de que la puedes liar muy rápido sin tener muy claras las consecuencias que podría acarrear.


Todo lento pero bien, abandoné las instalaciones y cogí un taxi, que pa eso paga el Estado, para que me llevara al motel en el que me quedaría los primeros días.


Hasta aqui la primera entrega, ya se que esperabais más fotos, pero es otro día...