jueves, 18 de junio de 2009

Kakadu National Park: Primera parte


Al final resultó ser un acierto realizar la visita al Parque Nacional de Kakadu con un viaje organizado. Los que eramos más reticentes a ello, al final tuvimos que reconocerlo. Al principio se planteaba por motivos de seguridad y miedo infundido acerca de sus peligros, razones por la que algunos rechazábamos tal opción. Luego surgieron otros motivos que nos hicieron decantarnos y acceder a realizarlo de tal manera, contratando un viaje organizado. Los motivos, principalmente, fueron el poder ver una de las insignias y principales atractivos del parque: las cascadas, cuyo acceso era arriesgado (por motivos del seguro de la compañía de alquiler del coche).
La elección fue muy buena, el grupo se reducía a nosotros mismos, al tipo que veis abajo (del que no recuerdo el nombre), que sería nuestro guía y conductor los tres días (y dos noches), siguientes y un todoterreno con todo lo que necesitábamos incluido: agua, comida y tiendas de campaña.




Volamos a Darwin, capital del Territorio del Norte de un viaje que, por motivos de precio, nos llevó primero a Melbourne para luego coger otro avión al norte del país. Unas cuantas horas. Llegamos bastante tarde y fuimos directamente al hostal, bastante infame por cierto, para aprovechar las pocas horas de sueño de que disponíamos.
Por la mañana fuimos a la oficina de la compañía,
conocimos a nuestro guía y nos pusimos en marcha. La primera parada, antes de entrar al parque, estuvo dedicada a ver uno de los animales más emblemáticos de la zona. Para ello, deberíamos embarcarnos por las turbias aguas de un río que emanaba una falsa serenidad a sabiendas de sus moradores. Antes de embarcar, pudimos manosear y ver algunas serpientes como la que veis que tiene el guía en la foto de arriba.



Una vez embarcados comenzamos el tour, en un paisaje que evocaba a grandes hitos del cine como Anaconda, Mandíbulas...





El lugar donde nos embarcamos estaba en las orillas del río donde había una especie de pequeño museo, dedicado a estos reptiles, de donde salían estos viajes en una especie de ferri con alrededor de 30 personas. A los cocodrilos los atraían con trozos de carne atados a una cuerda, así conseguían que se levantaran para que las fotos quedaran así de chulas. Mientras tanto el capitán del navío contaba historias y curiosidades de estos reptiles. En esa zona hay dos tipos de cocodrilos, los de agua salada y los de agua dulce. Los que aparecen en la foto son los marinos, la mayor especie de reptil que existe y peligroso para los humanos, se le atribuyen varias muertes al año. Los de agua dulce son más pequeños, comen animales pequeños y no están considerados peligrosos para los humanos.





En la zona había un montón de águilas, que seguramente se sabían que cuando el ferri estaba en el río, caía algo de comer. Así los encargados de atraer a los cocodrilos con el cebo, empezaron a arrojar pequeños trozos de carne por la borda, el resultado, águilas pasando al ras para cogerse un trozo al vuelo, un gran espectáculo.



Una vez terminada la visita, pusimos rumbo al Parque Nacional de Kakadu. El nombre viene de una mala pronunciación de una palabra aborigen, propia del norte del parque, "Gagudju".
El parque tiene una extensión de casi 20.000km2, cuatro veces el tamaño de La Rioja y es Patrimonio de la Humanidad, cosa buena porque también se estima que contiene el 10% de las reservas mundiales de este mineral.



Mientras nos dirigíamos a nuestro primer destino del parque, hicimos una parada para comer en una pequeña zona con sombra y agua. Los paisajes se alternan entre humedales, zonas boscosas y amplias superficies por lo que los desplazamientos se hacen amenos.





Nuestro primer destino dentro del parque era Maguk, una de las pocas cascadas que fluyen incluso en la estación seca. Los aborígenes distinguen entre seis estaciones dentro del año, más precisas y acordes con su modo de vida y ciclos naturales. Los no aborígenes, sólo dos, la temporada seca y la de lluvias. En la estación de lluvias el nivel del agua puede subir varios metros, inundando vastas extensiones, en la siguiente foto se puede apreciar el efecto del agua en el tronco del árbol.



Si, parte de Cocodrilo Dundee fue rodada aquí. No, no le vimos. Es un personaje de ficción.


Hay varios lugares en el Parque donde te puedes bañar, eso si, siempre bajo tu propia responsabilidad. Al terminar la estación lluviosa, los rangers del parque realizan "batidas" para localizar a los cocodrilos marinos que hayan remontado ríos debido al aumento del caudal e intentan echarlos río abajo, donde, una vez entrada la estación seca y con poco cauce, no puedan remontar el río. Si no pueden echarlos, porque el nivel de agua es ya bajo, se ponen berracos, etc, pues nada, se matan y son entregados a las comunidades de aborígenes. Las autoridades del parque advierten de que siempre existe la posibilidad de que un cocodrilo marino se haya escabullido en la zona que se supone segura y en tal caso, saber hacer el gesto ese de Dundee con la mano no te va a salvar el culo. También se advierte de la posibilidad de que haya cocodrilos de agua dulce, a estos no se les echa ni se les caza, porque en principio no hacen nada, por si acaso no te pases con ellos, te puedes ir con algún dedo de menos.




Primero subimos a darnos un baño a la parte alta de la cascada, donde había varias pozas en un río encañonado. La temperatura del agua era ideal y el que estuviera encañonado le daba mucho encanto y mucho juego. Yo me la gocé como un chavalillo, había pasado mucho tiempo desde mi último baño en un río y estaba encantado.


Tuvimos oportunidad de dar unos saltos y todo...


Tras darnos un baño para recordar, bajamos a la cascada, fuimos nadando hasta sus pies y nos pasamos otro rato allí charlando.



Empezaba a anochecer, asi que nos recogimos y pusimos rumbo al lugar donde habíamos aparcado para ir al lugar donde pasaríamos la noche. Era una zona donde se puede acampar y hacer fuego para que no falte la tan afamada barbacoa.


A la mañana siguiente nos levantamos temprano para visitar dos de los principales atractivos del parque las Twin Falls y las Jim Jim Falls. Pero lo primero fue acercarnos a uno de estos monumentales termiteros que adornaban el paisaje. Además estuvimos chupándole el culo a unas hormigas verdes que andaban por ahí, el caso es que eran ácidas y era como comerte un caramelo de estos súper ácidos de limón, eso si, no llegó a más...



Para llegar a las Twin Falls tuvimos que coger una pequeña barca para que nos acercara. Ya he comentado que en Australia son muy curiositos y lo tienen todo muy bien montado para este tipo de turismo, asi que allí, en medio de la nada a orillas del río, había una pequeña instalación con dos (o tres), notas sin más pito que rascar que esperar a que llegara alguien para montar en la barca y recorrer el tramo que no se puede hacer a pie. Easy life, tio.


Como complemento te cuentan un poco la historia del sitio, y te ponen sobre aviso, "aqui no te bañes, sabemos que es bonito y es tentador, pero mejor no..."




Una vez en tierra hay que andar un par de minutos hasta llegar a los pies de la cascada.


Twin Falls.


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